viernes, 8 de abril de 2011


¿A dónde vamos hoy? Preguntó la razón, a lo que el corazón le respondió: 'Quiero ir a la playa para ver el amanecer nacer en el mar.' Pero la razón le respondió 'Podemos crear un pequeño mar acá, llegar hasta el mar nos va a llevar horas y horas'. El corazón triste y decepcionado le dice con desgana '¿Y cómo hacemos ese pequeño mar? Yo no veo ninguna costa por acá' Y la razón le dice 'Cerrá los ojos y escuchá, ¿no oís el sonido de las olas chocando con el viento? ¿Acaso no lo ves? Es pequeño pero se puede ver aunque sea el reflejo del sol en él..'
El corazón permanecía callado y con los ojos cerrados, fue entonces cuando la razón decidió dejarlo solo para que disfrute de su momento. Luego de un rato la razón pensó que ya lo había dejado demasiado tiempo solo y que tenía que volver para ver como estaba, cuando lo hace encuentra al corazón lastimado y llorando sin poder articular palabra alguna. La razón trató de sacarle entre tantos sollozos alguna explicación que le indique por qué estaba así. Después de un buen rato logro distinguir que el corazón dijo 'Fue el momento más feliz de mi vida, hasta que recordé que no era verdad y dificilmente alguna vez lo sea, el mar está muy lejos de mí..' La razón no podía soportar la culpa y tomó una decisión, no dejar nunca más al corazón solo por más que parezca feliz, siempre necesitaría un poco de ella, la razón. Desde ese día el corazón no dejó de desconfiar de cada amanecer que veía en cualquier lugar y le preguntaba a la razón si era de verdad o no, y cuando este le decía que no, el corazón desconfiaba también de ella, soltaba su mano y corría hacia ese mar que había visto tiempo atrás, es cuando se daba contra la pared que comenzaba a llorar nuevamente, no por el dolor, si no por confiar tanto en sus instintos.
Así sucedió infinitas veces pero la razón nunca desistió de protegerlo, había hecho una promesa, aún cuando sabía que éste no cambiaría nunca, y esto era por que cada vez que terminaba lastimado se volvía más fuerte y en algún momento iba a tener que ocupar el lugar que ahora ocupaba la razón, ya que esta envejecía de forma notoria y era a ella que ahora se le confundía la realidad de la fantasía. Tal como le pasaba al corazón, desde su uso de razón.

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